El papel destacado de Salto Grande, la central hidroeléctrica binacional, es innegable en la matriz energética de la región. En un contexto de renovación institucional, el Ec. Nicolás Irigoyen, miembro prominente de la Delegación de Uruguay en la CTM, enfatizó la importancia y el compromiso de la entidad con el desarrollo regional y la generación de energía limpia.
La CTM, una entidad de derecho internacional surgida del acuerdo entre Argentina y Uruguay, supervisa todas las cuestiones relacionadas con el aprovechamiento de las aguas del Río Uruguay en la zona de influencia de Salto Grande. La propiedad de este monumental establecimiento es compartida equitativamente entre ambas naciones, lo que establece que Uruguay asume el 50% de la responsabilidad en cuanto a mantenimiento, operación y funcionamiento de la central.
Irigoyen destaca la formación de una subcomisión dedicada a la renovación de Salto Grande, una tarea que él considera de carácter "refundacional". La visión es transformar a Salto Grande en un líder en la integración binacional y en la producción y transmisión eficiente de energía limpia. "Queremos destacarnos en desarrollo, investigación y aplicación de conocimientos técnicos", afirma.
En términos de contribución energética, Salto Grande es esencial para Uruguay. No solo ha satisfecho en ocasiones hasta el 60% de la demanda energética del país, sino que es la principal fuente de energía renovable y actúa como regulador esencial en el sistema interconectado uruguayo-argentino. Este significativo aporte tiene un coste de producción notablemente bajo, lo que resalta aún más su relevancia.
Irigoyen también aclara el rol financiero de Salto Grande. A pesar de que la entidad no factura directamente la energía producida, está en constante coordinación con UTE y el Ejecutivo para garantizar su financiamiento adecuado. Uno de los puntos destacados es el Convenio de Cooperación Técnica con el BID. Este acuerdo ha llevado a Salto Grande a planificar a largo plazo, trazando un plan estratégico de 30 años para la modernización de su infraestructura y equipamiento.
Esta renovación y modernización no solo buscan garantizar la producción energética a largo plazo, sino también consolidar a Salto Grande como un actor clave en el escenario energético y desarrollo regional de la zona, reafirmando su compromiso con el futuro sostenible y la integración binacional.
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